19 de junio de 2013
















Cuando pisé esta ciudad por primera vez, en el otoño caluroso de 2003, me fue a recoger al aeropuerto un taxista de quien no recuerdo el nombre. Durante el recorrido, el hombre me habló sin cesar sobre las maravillas de esta bendita tierra. No obstante, cuando por fin llegamos a Vélez Málaga y enfilamos por la avenida Carlos I, fue impiadoso: "Ahora les ha dado por destrozar esta carretera para poner un tranvía que lo único que va a traer es más atascos y accidentes".

No me gustó el comentario. Pensé: ¿cómo se puede rechazar el progreso? ¿Qué clase de persona niega que su pueblo avance? ¿Qué tipo de gente es esta, que ante una obra moderna y probadamente eficiente, responde desde la resistencia y la ignorancia? El tiempo le ha dado la razón. Como prueba queda la infraestructura abandonada de un servicio innecesario en su día, e insostenible en el tiempo.

Ahora, cuando veo las imágenes del tranvía desguazado en el diario El País, me da mucho coraje. No se equivoquen. No soy sentimental. Me da rabia no haber tomado yo esas fotos. Que no se me haya ocurrido entrar una tarde en esos talleres, con cualquier excusa, y echar un carrete allí de incógnito. No haber sabido valorar lo importante que es para Vélez Málaga esta primicia. Este documento gráfico que retrata cómo hemos pasado, en sólo diez años, de ser una ciudad alegre y pujante, a hundirnos en la más absoluta decadencia.

"Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques. Todo lo demás son relaciones públicas", dicen que dijo el escritor libertario George Orwell. Es curioso, pero no había muchos interesados en que esas imágenes se difundieran. Ni siquiera el principal artífice del desmantelamiento, el alcalde Francisco Delgado Bonilla (@pdelgadobonilla). Y nosotros no nos dimos cuenta.

Es verdad que la situación del periodismo local dista de ser la ideal. Al respecto, Enrique Zattara Hernańdez hace un buen resumen en prensaxarquia.com: 80% de profesionales en paro, corresponsalías desmanteladas, radios en situación irregular y prensa escrita trabajando bajo mínimos. Y todos a misa para no perder al único cliente capaz de solventar algún gasto en publicidad: las instituciones del Estado en manos de los políticos.

Las fotos de los vagones destripados son el retrato vivo del fracaso. Ilustran nuestra caída. Evidencian nuestro declive. Da igual si la mayoría de la población estaba contra la construcción del tranvía y a favor de su paralización. Esas fotos nos ponen delante del espejo. Y no nos gusta lo que vemos. Por eso cuando la BBC de Londres llegó a Vélez Málaga para grabar un demoledor reportaje sobre la crisis de la eurozona y el tranvía fantasma, el alcalde prefirió interpretar que estaban mostrando al mundo "nuestra riqueza en el sector de la agroalimentación".

Tenemos que estar más atentos. A pesar de los despidos, la precariedad y los recortes. Que vengan colegas de fuera a mostrarnos lo que ya sabemos es delicado. Que la información quede en manos de la oficina de prensa del ayuntamiento es una falta grave. Y las excusas no tienen valor periodístico. Como no lo tiene la fotografía que pude haber hecho... pero no hice.

La noticia de El País en http://www.axarquiaentitulares.com/2013/06/el-tranvia-nos-pone-de-nuevo-en-la.html. El reportaje de la BBC en http://www.axarquiaentitulares.com/2013/06/el-tranvia-de-el-pais-la-bbc.html.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Subscribe to RSS Feed Follow me on Twitter!