Aparcacoches de AMIVEL: ¿trabajadores o mendigos?

La alegría por la implantación de la zona azul en el centro de Vélez Málaga, que dará trabajo a ocho integrantes del colectivo AMIVEL, contrasta con las pésimas condiciones en que desempeñan sus tareas los aparcacoches del Hospital Comarcal de la Axarquía.

Desconozco por completo el régimen laboral de los aparcacoches de AMIVEL. Supongo que gozan de los mismos beneficios que el resto de trabajadores españoles. Que tienen un horario adecuado a las tareas que cumplen, vacaciones pagas, bajas por enfermedad y derecho a jubilación. Y que sufren los mismos recortes que los demás: pronto perderán todos esos "privilegios".

Supongo, y quizá supongo mal. Porque más que trabajar, muchas veces parece que están pidiendo limosna.

El estado del aparcamiento del Hospital Comarcal de la Axarquía es penoso. Si hubiera que solicitar una bandera de calidad, a ese descampado árido y polvoriento le tocaría la doble negra. Y los chicos de AMIVEL lo recorren de punta a punta durante todo el día. Llueva, truene, parta la tierra el sol o caigan churrascos de punta.

Me llama la atención, pero lo hacen con alegría. No se quejan. Uno llega en medio de un vendaval que medio le arranca la puerta del coche, y ellos: "que le vamos a hacer, hijo, habrá que trabajar". Me bajo, meto la pata en el barro, me acuerdo de María Santísima la Virgen, y: "no pasa nada, han dicho que mañana ya cambia el tiempo". Voy a decirlo: están mal de salud. Tienen dolores. Algunos, muchos dolores. Y no se quejan.

Todos recordamos el emotivo paseo en silla de ruedas que dieron por el centro de Vélez Málaga, María Salomé Arroyo (PSOE), Carmela García (IU), Salvador Arrieta (PP) y Juan Herrera (PSOE), para concienciar a la población de las dificultades que encuentran los discapacitados al desplazarse por la ciudad. Fue el día en que firmaron el convenio para suprimir las barreras arquitectónicas del municipio.

Aquel programa contaba con una dotación de 125.000 euros que, sin lugar a dudas, habrán contribuido a hacerle la vida más sencilla a estas personas. En cuanto a la toma de conciencia, podrían haber pasado una jornada de terral en medio de aquel desierto del hospital. Con 42º a la sombra en un sitio donde, por no haber, no hay ni un solo árbol.

Cinco años después, el vicepresidente de AMIVEL, Francisco Aguilar, festeja la próxima implantación de la zona azul. En la primera etapa de establecimiento de los aparcamientos de pago, participarán ocho integrantes de la asociación de minusválidos. "Permitirá que personas con discapacidad de nuestro colectivo tengan una utilidad social y laboral", declaró cuando se conoció la noticia. 

Y la noticia, en verdad, es genial. A esta altura, que haya gente que consigue trabajo es sorprendente. Más aún si se trata de personas con especiales dificultades de acceso al mercado laboral. La idea se presentó a mediados de la década de los noventa y recién ahora se hace realidad. 

Casi veinte años en los que nadie, absolutamente nadie, ha tenido tiempo para proyectar una simple caseta de madera donde resguardar a los aparcacoches de las inclemencias del tiempo. Será porque no se quejan. O porque los encargados de hacerlo se enferman poco y no frecuentan el hospital. O porque sí se enferman, pero van a una clase de hospital donde el aparcamiento está incluido en el precio.

La noticia en http://ivecinos.es/: goo.gl/4i9XA